Cuaderno de Recuerdos...

Hacia apenas dos semanas de aquello...

Dos semanas desde mi cumpleaños. Se supone que aquel era uno de los días mas especiales en la vida de cualquier persona, un día especial en el que tu familia te hace regalos y mama prepara una tarta... Lastima que no tuviera familia en aquel entonces. Y que mi regalo de cumpleaños fuera un poco de trabajo, malditos niños! ¿No podían estarse quietos ni para un día especial como aquel era? Pero nada me amargo el día, por que como cada mañana fui a visitarle, fui a visitar a la persona por la que continuaba en la organización y como cada mañana pretendía llevarle un buen desayuno. Teclee la combinación que tan solo yo sabia y la puerta se abrió ante mi, tras abrir un poco la puerta pude divisar su figura en el fondo de la sala. Como siempre estaba trabajando, o dibujando algo en aquel escritorio que le conseguí poco después de su llegada. Dio media vuelta y al verme esbozo una tierna sonrisa:

– Buenos días madrugadora! -Exclamo mientras me observaba acercarme- ¿Me traes el desayuno? Pensé que en un día como este me dejarías preparate algo especial o al menos ir a despertarte
– Los dos reímos, bien sabia yo que no le dejaban salir de aquella habitación por miedo a una fuga-.
– Feliz cumpleaños cielo -Finalmente añadió mientras rebuscaba algo en su bolsillo- Esto es para ti...

Sonreí ilusionada, era el primer regalo que me hacían en años! No me pregunte como lo había conseguido, tan solo el brillante papel rosado ya me habría valido como regalo. Dentro había una caja negra que al abrirla contenía dos navajas de estilo mariposa, siempre conversábamos de ese tipo de cosas y el sabia que aquel era el mejor regalo que podían hacerme por mi cumpleaños.

– Oh gracias, gracias, gracias! -Exclame tras lanzarme a sus brazos y abrazarlo con todas mis fuerzas- Oh dios mio es perfecto! -Exclame mientras jugueteaba con una de ellas-.
– Sonrío- Vale, eh... Pregunta rápida... ¿Como se llaman esas navajas?
– Fácil, mariposas o abanicos... Otra pregunta! -Insistí, aquello era como un juego para nosotros-.
– ¿Vas a ir a visitar a tu padre? -Acomillo visitar, comprendí que se refería a ir al cementerio familiar-.
– No me refería a ese tipo de preguntas... -Continué jugando con mi nuevo regalo- Mira! Vamos no estas mirando!
– Si estoy mirando! -Exclamo entre risas- A ver una pregunta... Nombre del primer largometraje de...

¿Que habían pasado? ¿Dos semanas? Pues yo echaba de menos a aquel hombre mas de lo que había echado de menos a mi padre en toda mi vida. Nadie sabia que cuando me refería a mi adorado papa, en muchas ocasiones mis pensamientos dibujaban el rostro de aquel a quien visitaba cada mañana, aquel con quien mis tardes desperdiciaba y aquel del que oía todos los días un “Dulces sueños”.

Recuerdo mi primera matanza...

Deambulaba por la habitación un poco asustada. Era mi primera misión, o matanza no importa como queráis llamarlo. Se acerco a mi y me entrego una de las pistolas que me habían asignado para que la escondiera entre mis cosas, luego me mostró algo en la pantalla del ordenador

– Mira, desde ahí voy a vigilarte -Dijo tras señalar la pantalla- Si algo va mal...
– Enviare a una patrulla de guardaespaldas... -Corte sus palabras- Ya lo se...
– Tan solo me preocupo por tu seguridad... Tienes doce años y vas a cargarte tu sola a una...
– Ya lo se -Dije tras agarrarle de la mano- Tan solo deseame suerte y cuidame desde aquí
– Que vaya todo bien mi niña -Y me beso en la frente a modo de despedida-.

Un coche me dejo en la esquina de aquel magnifico hotel, respire y me arregle el pelo un poco, escondí el arma bien y entre en acción. Tres, y uno escondido junto al ascensor, conversaban con cierta alegría sobre algo que meramente no me interesaba. Golpee con delicadeza la puerta y todos me observaron, solo uno de ellos se acerco a mi tras que la puerta se abriera lentamente.